Somos, hacemos y creemos, el porqué de RATIUM
Cuando alguno de los miembros de nuestro equipo asiste, por primera vez, a una reunión con un nuevo contacto, suele salir a colación el origen del nombre de la firma: RATIUM. ¿Qué significa?, ¿Cuál es su origen? y aquí nuestra respuesta: “RATIUM es el resultado de unir dos conceptos procedentes del Latín: ratio y arbitrium. El primero significa “razón” o “capacidad de la mente humana para establecer relaciones entre ideas o conceptos y obtener conclusiones o formar juicios”, mientras que el segundo significa “decisión”. ¿Existe una mejor manera de tomar decisiones que desde el análisis consciente que aporta la razón?”.
Con esta premisa, y porque sabemos que, en un entorno marcado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad (VUCA), la capacidad de fabricar decisiones acertadas en las organizaciones es crucial y determinará cuáles triunfen, cuáles sobrevivan y cuáles desaparezcan; creamos nuestra firma boutique orientada a elevar la tasa de aciertos estratégicos y la capacidad de anticipar y gestionar los riesgos por los principales decision-makers y órganos de gobierno de una empresa o de un grupo empresarial.
En el mundo que hoy vivimos, los riesgos a los que pueden enfrentarse las corporaciones están creciendo exponencialmente, es por esto, que el seguro de vida de cualquier organización para lograr una sostenibilidad de largo plazo recae principalmente en contar con una estructura de gobernabilidad sólida y adecuada, que otorgue empoderamiento corporativo, pero que a su vez tenga implementado un modelo de accountability estratégico, tendencia en el management internacional, cada vez más relevante, que busca a través de la rendición eficaz de cuentas, decidir desde el rigor y el debate inteligente.
Y es que creemos que desde este enfoque, además de desarrollar una mayor profesionalización del liderazgo y de la gestión de la empresa, también se aumenta la transparencia, se construye la confianza en los stakeholders, se mejora la productividad, se acierta más en las decisiones y se logra ser más competitivo en el mercado. Todos ellos, elementos esenciales para navegar (y llegar a buen puerto) en los océanos económicos y empresariales del siglo XXI.